Gabriela Jara / Diálogos

Pareciera que nuestras voces son nuevas aquí afuera

y pareciera que cada palabra no es más que un estruendo hueco que ocurre sin razones

y entonces no estoy segura de estarte viendo

o si tú me has visto alguna vez, aunque sea una.

Antes no lo creía, pero ahora lo sé, de verdad.

Nuestro gusto por los adversarios, el afán de las antípodas.

Son tantas las marcas:

un vibrante silencio

el abrir y cerrar las puertas

el gesto inútil de conservar nuestro lado de las cosas la forma en que habitamos el espacio.

Puede que nunca hayamos visto nuestras caras, o que, peor, viéndolas decidimos mirarnos las espaldas caminar pegando la frente a las murallas

hacer de nuestro recorrido el trazado de una cueva. Luego la morada es otro insoportable hueco por llenar

como las caras que no quisimos mirar pero que desesperadamente buscamos.

Salir de la oquedad es huir a cualquier lado, ahora.

Y huyendo, en todo lo abierto, puedo entender los muros, las llaves, las puertas y nuestro amor por las espaldas (y el vibrante silencio).

Ahora, incluso a la distancia, escucho la reverberación de ese silencio,

es un murmullo nuevo aunque reconocible, porque siempre vibraste a mis espaldas.

Esas manos que sin mirar alguna vez nos estiramos apenas parecen una mancha. Lo sé, sentimos la tensión de dos formas que buscan reunirse

y se alejan torpemente, sin saber que después será el silencio solo.

Entonces no éramos tan diferentes después de todo.

Andrea Mistretta Santiago, 2019

+ Sobre su trabajo en:

Gabriela jara

http://www.gabrielajara.cl/

IG: https://www.instagram.com/gabrielajaramos/

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