El movimiento social en Latinoamérica, y especialmente en Chile, ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Nos ha obligado a replantearnos la forma en que vivimos y cuánto sabemos de la realidad de las otras y los otros que, en muchos casos, puede ser completamente distinta a la nuestra.
En lo personal, me ha permitido además definir y reafirmar muchas cosas. Entre ellas, una de las más importantes, es cuán fundamental es nuestro rol, como mujeres, en este movimiento y en la sociedad. Cómo nuestra fuerza, nuestra inteligencia y nuestra capacidad de trabajar colaborativamente y construir en comunidad, son herramientas fundamentales para este nuevo territorio que debemos levantar, uno más justo para todas y todos.
En las miradas de cada una de las mujeres que me he cruzado en las calles, veo esa determinación inigualable, tan necesaria, sin matices, esa fuerza imparable que solo aumenta con el tiempo. Cada mirada me recuerda que, todo nuevo camino a trazar, nunca más será sin nosotras.
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